Karoll y Jean Marc, cuando el amor traspasa las fronteras

Santo Domingo.- Se acerca el Día de San Valentín, representado por Cupido, que a mi entender es un joven travieso, que cuando decide lanzar sus flechas no se fija en aspectos como la nacionalidad o la cultura. Esta es la historia de una pareja que nacieron en diferentes continentes e inspiraron este artículo.

Ella es una hermosa dominicana de 42 años de edad y piel canela, él es un apuesto francés de 41 años, de piel y ojos claros. Karoll y Jean Marc se conocieron hace tiempo en santo Domingo durante una cena de una pareja de amigos. Hace 15 años decidieron compartir sus vidas por el sagrado vínculo del matrimonio y desde entonces han sido amigos, pareja y cómplices, la combinación perfecta para una relación feliz. Es oportuno destacar que este extranjero llegó al país por las inversiones de sus padres en Las Terrenas.

Después de algunos años de intentar tener hijos se sometieron a un tratamiento de fertilidad, el cual tuvo un hermoso resultado, Marie Lou, de 2 años de edad, una hermosa rubia de ojos claro que vino a revolucionar de manera positiva sus vidas. Su madre la define como una niña independiente, alegre y cariñosa, “cuando quiere y con quien quiere es obediente pero muy independiente y sabe lo que quiere y como lo quiere”, asegura. También asegura que se comunica muy bien en español y entiende el francés perfecto aunque lo habla poco.

Para esta pareja la cultura y el idioma no han sido un obstáculo, pues son un fiel ejemplo de que el amor puede traspasar las fronteras. No obstante, Karoll asegura que ha sido complejo, “entender como somos los dominicanos familiarmente hablando, ellos son más independientes”. De la gastronomía dice que a jean Marc le gusta mucho el filete de res a la pimienta.

En el ámbito profesional y laboral Karoll y Jean Marc se dedican a actividades diferentes. Ella es cirujana hepatopancreatobiliar y él es propietario de Proud Mary, un bar ubicado en la Zona Colonial. Pero además del amor y la pasión que comparten por su pequeña hija, comparten su afición a las motos, un deporte que los une mucho más y que demuestra que son una pareja poco convencional, en otras palabras, son auténticos.

Karoll y Jean Marc son un fiel de ejemplo de que cuando hay amor no importa la nacionalidad, cultura u otros aspectos. El amor es así, simplemente llega, y este sentimiento llegó para quedarse en sus vidas, el cual se ha visto transformado a través de la pequeña Marie Lou, la otra Cúpido que flechó sus vidas, su mejor obra maestra y la mejor versión de los dos.

Oh là, là, que viva el amor!!

Written by: admin